Monday, April 23, 2007

Reflexion sobre la moncloa

En cuanto al donjuanismo político, la pregunta que habría que hacerse es quién no hace de Don Juan en nuestra comedia nacional, donde la voluntad de desacreditar al adversario para destruir su reputación es el común denominador que iguala a toda nuestra clase política: aunque sólo sea a este respecto, sí que parecen los mismos perros con distintos collares, ladrando todo su rencor por las cuatro esquinas. Pero si bien la pugna por deshonrar al adversario es general, hoy destacan por su agresivo nihilismo los que podemos llamar los talibanes de la política, cuyo único programa es la destrucción del rival. Y con este epíteto no me refiero sólo a la fracción de CiU que se conoce por ese nombre (conjurada para impedir que el tripartito de Maragall reforme por consenso un nuevo Estatut constitucionalmente viable), sino en general a todos los portavoces de los partidos, y en particular a los especialistas del PP, que están dedicados a tiempo completo a sembrar el odio y la desconfianza. Y aquí se lleva la palma, como es notorio, el iconoclasta señor Aznar, un talibán profesional que ha consagrado su vida a renegar de todos aquellos que no se plieguen a su voluntad.

Enrique Gil Calvo

3 comments:

pescaitofrito said...

"Una vez publicado, casi siempre me arrepiento de lo que escribo"

Enrique Gil Calvo.

Felix said...

Sabíamos que ibas a contraatacar. Jeje.

Anonymous said...

Lo bueno, es que si verdaderamente se arrepiente,lo reconoce, o si se equivoca, no todos pueden decir lo mismo